Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, (Salmos 1:1)
Que puede causar más placer que hacer algo que nos gusta. La delicia es comparada con la miel, trae tranquilidad, alegría, contentamiento y sobre todo una calma interna. Fue el salmista David y su hijo Salomón quienes hablaron continuamente de la sabiduría, del corazón, la paz del alma y de gozar de la gracia eterna y es el mismo Jesucristo quien nos motiva a tener paz para con los hombres y con nosotros mismos.
¿Pero cómo se obtiene la paz? El salmista describe en detalle comparativo lo que sucede con el hombre sabio, el que no anda en consejo de malos ni se ha sentado en sillas de escarnecedores. Un escarnecedor es una persona que ofende a la gente con burlas, también de manera cruel y humillante. Una persona que tiene buenos principios, que anda en rectitud difícilmente se le va a ver junto a personas dañinas. Contrario al que anda en malos pasos siempre anda en busca de lo maligno, de hacer daño, de perjudicar a otros y raramente se le ve juntándose con las personas rectas.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia, en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae y todo lo que hace prosperara.
No nos detendremos en lo que hacen los malos pues ya lo ha dicho el Señor que si no se arrepienten su alma se perderá para la eternidad, serán destruidos pues nunca tendrán la felicidad si siguen en ese camino e irán al infierno junto con Satanás y sus ángeles caídos.
Oremos una vez más por la vida de nuestros familiares que aun no han entregado su vida a Jesús, oremos por los jóvenes, los niños, los huérfanos, los desprotegidos, para que su corazón pueda ser transformado y limpiado para que su mente se vuelva hacia Dios y comiencen una nueva forma de vida tomados de la mano de Jesucristo, pues nada está perdido si aun puede rescatarse. Oremos por el país y por todos los gobernantes para que tenga la mente de Cristo. Seamos nosotros como árboles plantados junto a corrientes de aguas que demos fruto a su tiempo y que su hoja no caiga.
Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá. Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor.
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