El refugio del justo
Salmos 11:2 En Jehová he confiado; ¿Cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave?
En este pasaje el salmista hace una advertencia de los cuidados que debe tener todo cristiano, porque el enemigo siempre le está apuntando, señalando y buscando motivos para lanzar sus dardos al corazón del ser humano. Y lo hace más con aquellos que llevan una vida lo más recta posible, los que sirven o quieren servir en algún ministerio para dejarlos avergonzados delante de Dios.
Quien no quiere tener una familia obediente, integrada, prosperada, quien no quiere tener éxito, quien no quiere ser feliz, claro todos queremos.
Satanás conoce las debilidades de la persona, apunta hacia desestabilización de la paz y la armonía ya sea del hogar, el trabajo, su vida privada. El salmista dice que Dios tiene cuidado de nosotros porque él ve todas las cosas y examina a los hijos de los hombres.
El Señor Jesús nos enseña a ponernos la armadura no la que físicamente usan los militares sino la armadura espiritual, nos capacita para defendernos en todo tiempo y en forma permanente, nos dice que debemos ser vigilantes, viendo con atención de donde salen las flechas y adonde quieren herirle.
“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” Romanos 13:12-14
La única manera en que puede evitar ser el blanco del enemigo es obedeciendo a Dios, poniendo de su parte. Dios nos ama y por ese amor nos dio a su Hijo, pero es necesario que nos rindamos y muramos a la vieja naturaleza y vestirnos las nuevas vestiduras que el Señor le ofrece. ¿Quiere hacerlo?
Señor gracias, te pido que puedas bendecir la vida de todos aquellos que hoy claman a ti, la obediencia te agrada ayúdanos a obedecer tus mandamientos, quiero que me ayudes a ver cuando vengan los dardos del maligno y que con tu maravillosa ayuda los pueda vencer, porque tú eres el único refugio adonde puedo ir. Gracias en el nombre de Jesús.
