Maridos amad a vuestras mujeres y no sean ásperos con ellas. (Colosenses 3:19)
El amor es uno de los mandamientos de la Ley, es uno de los frutos del Espíritu, , es la enseñanza de Jesús en cada uno de sus mensajes, es la transmisión de un mensaje al corazón, es amar, como se conjuga en los tres tiempos verbales. El amor es en todo tiempo. Se ama al amigo, al hermano, al prójimo, a tu pareja, aun tu propio enemigo haciendo un bien cuando te ha hecho un mal.
Hay un hermoso poema que lo encontramos en 1 Corintios 13: La preeminencia del amor:
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser. (V.1-8).
De tal manera, que todo se puede esperar del amor. Y es el sentimiento que Dios puso en corazón, especialmente en la pareja humana. Es ese toque eléctrico que toca al uno y al otro, esa corriente permanece viva y difícilmente morirá si se cuida. Aun cuando se descuida esa llama no se apaga, nos entristece lo que nos hacen o hacemos cuando verdaderamente amamos a la otra persona, por eso es más fácil que dos se reconcilien cuando se ama. El que no ama no ha conocido el amor, lo que vive son superficialidades, banalidades, vive un amor erótico que nada tiene que ver con el verdadero amor.
Esposos amen a su esposa, mujeres amen a su esposo, respétense, pongan sus vidas delante de Dios y prométanse amarse y respetarse hasta que la muerte los separe. Si hacen esto por fuertes que se vengan las tentaciones, las dificultades su relación permanecerá, pues Dios cuidara de ustedes y juntos harán posible que esa llama se mantenga encendida. Hombres, mujeres amen de una forma distinta, no la que el mundo enseña sino la que Dios ha establecido, amar de la forma correcta. Permanecer unidos hasta que la muerte los separe. No al divorcio.
Haz una pequeña oración poniendo tu matrimonio en las manos del Señor. Busca respuesta en Dios no en lo que los hombres opinen. Quien instituyo la familia tiene el manual que debes seguir.
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