Que abunden en ustedes la
gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús
nuestro Señor Jesucristo. (2 Pedro 1:5).
Algo importante que no
debemos descuidar es mantener una vida espiritual activa. ¿Cómo lograrlo? Evitando caer en el pecado, impedir ceder
ante la tentación, manteniendo una vida de oración activa. Hablar con Dios es la única forma en que
podemos acercarnos más, pues siendo que nos conoce El sabrá cómo responder a
las inquietudes, interrogantes, necesidades.
No obviar que los ojos del Señor nos ven, que no podemos escondernos de
ninguna manera. Que tarde o temprano estaremos ante su presencia y daremos cuenta
de todo.
El apóstol nos motiva a
que abunde en nosotros la gracia y la paz.
El término “gracia” es un concepto que entendemos como algo gratuito,
algo que no tiene precio. La gracia de
Dios nos fue entregada por medio de Cristo y fue el precio más alto que tuvo
que pagar por medio de su sangre en la Cruz del Calvario. Rechazar esa gracia
es negar el sacrificio de Cristo, el regalo de la vida eterna, es despreciar la
honra que Dios nos ha dado. Aceptar la gracia es ser agradecidos con Dios, al
cual debemos honrar. La “paz” es un don
de Dios- Jesús dijo: Juan 14:27: “La paz os dejo, mi paz os doy, yo no la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tengan miedo”. La paz es seguridad, confianza, porque Dios
nos ha dicho que confiemos, que esperemos en El, que guardara en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en él persevera, porque en el hemos confiado (Isaías
26:3-4). A los pacificadores se les ha otorgado ser llamados hijos de Dios.
(Mateo 5:9).
La progresión de fe en 2
Pedro capitulo 1:5 nos hace concatenarnos en un eslabón continuo que hace una
preciosa cadena. ¿Usted la quiere? Entonces, lea, memorice, aplique lo
siguiente:
1.
esfuércense por añadir a su fe, virtud;
2. a su virtud,
entendimiento;
3.
6 al
entendimiento, dominio propio;
4.
al dominio propio, constancia;
5. a la
constancia, devoción a Dios;
6.
7 a la
devoción a Dios, afecto fraternal;
7.
y al afecto fraternal, amor.
Porque estas cualidades,
si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos (8). Si hacen estas
cosas, no caerán jamás, 11 y
se les abrirán de par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo.
Bendiciones.