No tendrán HAMBRE ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. (Isaías 49:10).
Alrededor del mundo vemos una crisis que azota especialmente por el desempleo, sequia, en otras partes inundaciones, la tierra no está produciendo y se gesta un clamor por causa del hambre material, donde en algunos lugares se tiene que elegir de entre los hijos quienes comerán una ración de tiempo y quienes en la otra, muriendo muchos de ellos por causa de la desnutrición. Orillando a las personas a delinquir, matar por causa del hambre y la desesperación por obtener comida. Y esto ya no solo en los países pobres sino en aquellos lugares donde definitivamente tener un botellón de agua para beber cuesta acarrearlo de uno a cinco kilómetros donde se pueda hallar una fuente de agua, cuando menos.
El Señor nos ha prometido que no hay justo desamparado ni que su simiente mendigue pan (Salmos 37:25), que el justo por la fe vivirá, aunque no haya vacadas en los corrales (Habacuc 2:4).
He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré HAMBRE a la tierra, no HAMBRE de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová (Amos 8:11), y eso es justamente lo que está aconteciendo además de la crisis mundial de alimentos, una hambre por ser sustentados por la Palabra, si el Señor lo ha dicho que mandará la ración diaria, yo lo creo, pero que nosotros pidamos esa ración espiritual diaria escasea más que los mismos alimentos sólidos.
En cualquier momento y mayormente en tiempo de problema, el hambre de la Palabra de Dios es el juicio más pesado. Para muchos esto no es aflicción, pero algunos lo sentirán mucho, y viajarán muy lejos para oír un mensaje. Y muchos perecerán por la falta de agua de vida de Cristo. (Comentario Mathew Henry).
Amado hermano, hermana, piense, medite, considere, que saciar el hambre es una necesidad, pero saciar el espíritu es mayor, pues si tiene a Cristo su esperanza será que siempre tendrá alimentos en su casa, pues Dios proveerá de donde menos usted espera.
Dios le bendiga siempre.
