Hazme justicia, Señor (Salmos 26:1)
La justicia terrenal de acuerdo a la Palabra en Santiago es puramente humana y diabólica. Porque donde hay envidias y rivalidades también hay confusión y toda clase de acciones malvadas. (3:14). El mundo está contaminado, ha brotado la maldad con raíces repartidas y está afectando profundamente las familias. Digo las familias porque son el blanco del enemigo, él mismo sabe que es muy importante para Dios constituir familias saludables. Por el contrario al pensamiento divino su trabajo ha sido sembrar la maldad y hacer que las personas se odien, se maten, blasfemen, que existan las guerras, homicidios, suicidios, venganzas y todas aquellas características que describe la maldad.
Encontramos en la Palabra de Dios estas características de personas que tienen espíritu maligno: 2 Timoteo capitulo 3:1-5. Ahora, bien ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas! (tomado de la versión NVI).
De tal manera que la humanidad ha dejado el primer amor, la ira de Dios está alzada y no queda más que esperar la venida del Señor, que juzgará con vara de hierro. Mientras tanto soportemos con paciencia, oremos, dediquemos tiempos de oración intercesora por nuestros esposos, hijos, hijas, hermanos, la Iglesia, el vecindario, la comunidad, individualmente nosotros mismos. Estamos tan necesitados de Dios hoy más que nunca.
Usted está pidiendo, justicia, quiere que la mano de Dios actúe ahora mismo, pero recuerde que es necesario que pasemos por todos estos acontecimientos que fueron profetizados desde antes y que ahora confirman la veracidad de la Biblia, la Santa Escritura que Dios inspiró por el Espíritu Santo a hombres aprobados para que la escribieran. Como resultado en el mundo de hoy tenemos una guerra espiritual cósmica entre el bien y el mal.
Quiere usted ser parte de los que combaten el mal, acérquese a Dios, ríndase, entregue su corazón y crea que en el Señor encontrará el escudo y protección divina que nadie en este mundo le dará. No es con armas de guerras, promesas de hombres que el mundo cambiará es únicamente con el poder Soberano del que nos dio la vida, el que pelea por nosotros. Las armas de guerra solo sirven para derramar sangre, convertir al hombre en asesino y hacer que se fortalezca la maldad.
El salmista declaró: Hazme justicia, Señor, pues he llevado una vida intachable; ¡en el Señor confío sin titubear! En la muerte, no me incluyas entre pecadores y asesinos, entre gente que tiene las manos llenas de artimañas y sobornos. (lea usted todo el capitulo).
Dios le bendiga y piense en cuál de los dos lugares quiere estar, pero que sea demostrado el bien. El Señor le hará justicia, amén.
