Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación (2 Pedro 3:15)
Todo lo que vemos en este mundo pasará, como el Señor Jesús lo dijo en los evangelios, vemos la maldad multiplicada eso terminará, vemos mucha injusticia, todo eso pasará. Nuestro Dios a dicho: “vuélvanse a mí y yo me volveré a vosotros” (Malaquías 3:7) porque cuando venga el juicio los impíos serán consumidos junto con esta tierra, vendrá fuego y consumirá todo aquello que no le pertenece al Señor.
No es preocupante que tenemos amigos, familias, cónyuges, hijos separados de Dios, que aun no conocen ni han aceptado a Cristo como su Salvador, que su corazón no ha sido transformado, porque no se trata de ser bueno, ni de hacer el bien solamente, nadie irá al cielo por ser bueno, sino por aceptar en su corazón y confesar con su boca que Jesús es el Señor (Romanos 10:9-10). La Palabra dice que en los tiempos postreros muchos escucharan falsas doctrinas, falsos profetas, escucharan a los inconstantes, los indoctos que tuercen las escrituras para su propia perdición. (v.16).
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. (v.9). El día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.(10-13).
La paciencia del Señor, hermano, hermana, amigo, amiga es para salvación, no crea que lo dicho por el Señor no acontecerá, lo dicho por el Padre se cumplirá, solo que es paciente, esperando arrepentimiento y una genuina conversión. Que no se quede ninguno de casa ni de su parentela sin conocer al Señor y de pertenecer a su reino eterno.
Dios le bendiga.