Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. (Eclesiastés 9:10)
Muchas personas se viven quejando todo el tiempo por las cosas que les toca hacer, como que no están conformes o siente orgullo por hacer algo a favor de una persona de menor posición quizás que ella misma. O sienten ínfulas de superioridad hacia otros. El Señor dice en su Palabra que todo cuanto hagamos lo hagamos como si lo hiciéramos para El (Colosenses 3:23). De tal manera que si su labor es sencilla, si requiere mucho esfuerzo, ponga todo de su parte para que su rendimiento sea satisfactorio. Si ha obtenido una buena posición laboral no vea con menosprecio al que es menos que usted, más bien motívele y hágale sentir que su trabajo es importante.
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor (Romanos 12:11). El trabajo es una bendición, no una maldición, para el haragán, el trabajo es lo más pesado, le gusta que todo le llegue con facilidad a la boca, pero aun el bocado que lleva a la boca lleva trabajo.
El paso del tiempo es algo que no podemos controlar, pasa tan rápidamente que cuando uno se da cuenta el tiempo ha pasado y se ha llevado consigo muchas cosas que pudimos hacer y no hicimos. Sea un buen mayordomo de su tiempo, planifique bien su tiempo, haga las cosas con amor así el tiempo le rendirá y haga su trabajo con voluntad de tal forma que su tiempo sea bien aprovechado y tratando bien a los demás.
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