Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el CONSEJO (prov. 3:21)
Cuando el rey David estaba próximo a morir tuvo una plática con su hijo Salomón y le hizo ver que si cumple los mandatos; sigue las sendas del Señor y obedece sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de Moises, será prosperado en todo lo que haga y por dondequiera que vaya. (1 Reyes 2:2-4), que el Señor cumpliría esas promesas porque se lo había dicho. En el libro de Proverbios el rey continúa dando consejos a su hijo. Y quien mejor que un padre o madre sabio para escuchar sus consejos. Los jóvenes generalmente desprecian el consejo de los adultos, mas no saben que por haber ya pasado por ese camino de la adolescencia y la juventud, los adultos sabemos lo que ellos están viviendo.
Continua el padre aconsejando a su hijo: Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán.3. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. (Proverbios capitulo 3)
Ningún padre querrá el mal para sus hijos de tal manera que es más sabio el que escucha el consejo y la corrección. De tal manera que jóvenes escuchen a sus padres, retengan sus razones, no se aparten sus ojos de estas cosas, sométanse al señorío de Cristo y les irá bien donde quiera que anden y dondequiera que vayan.
El Señor les siga bendiciendo.
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