Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto en él esperaré (Lamentaciones 3:24)
¿Ha escuchado alguna vez la voz de su alma? 446 veces encontramos en la Biblia la palabra alma. Encontramos un pasaje más en Salmos 16:2 “Oh alma mía, dijiste a Jehová; tú eres mi Dios”.
Qué hermoso es saber que hay un espacio de nuestra vida que Dios cuida. Casi siempre nosotros hacemos como queremos, pretendemos hacer lo bueno y no lo malo. En el alma se alojan los sentimientos, se abrigan esperanzas, a veces tristeza, angustias, amargura, también felicidad.
En el Antiguo Testamento la palabra “alma” se usaba como un pacto o un compromiso, no era un juramento pero se ponía por delante como quien dice es verdad “vive Jehová y vive tu alma que….” Pero qué lindo que el salmista habla por vez primera sobre el alma que habla “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tu eres mi Dios”, reconoce asimismo una declaración verdadera, reconociendo que aunque el alma no tiene ojos, puede ver a Dios. Casi en toda la escritura del AT encontramos que el alma es la vida, que debemos guardar el respeto amor a Dios y fidelidad al que nos ha dado la vida; “guarda pues con diligencia vuestra alma" (Josué 23:11).
El alma es como un almacén, cuídela, depende de Usted, no la ensucie, más bien límpiela. Y este es el efecto de orar todos los días, de meditar y reflexionar sobre nuestras acciones. Es necesario que el alma esté a cuentas con Dios para sea que venga por usted personalmente o sea que vayamos a su encuentro no halle nada de que avergonzarnos.
Dios le bendiga, cuide y prospere sus caminos. Pues hay caminos que son deleitosos al hombre, pero su fin es camino de muerte y no solo la muerte natural, sino una muerte eterna, separado de Dios. Declare que su porción es Jehová, así lo dice el alma, por tanto esperaré en El.
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