Diario Devocional Necesitas de Dios

Rut y Noemí: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti” Rut 1:17
La escritura nos narra la historia de dos mujeres unidas por el parentesco por afinidad: suegra y nuera. Noemí de origen judío y su nuera Rut de Moab. Noemí, casada con Elimelec quien emigró a los campos de Moab en tiempos de sequia y hambre en Israel. Le nacieron dos hijos; Mahlon y Quelión efrateos de Belén de Judá, casados con Orfa y Rut. Noemí enviudo y quedo sin hijos, tampoco nietos. Noemí regresa a su pueblo, desconsolada y triste, luego de haber sido feliz se encuentra en una situación de amargura, por eso pide a los de su pueblo cuando regresa que le llamen “Mara” porque había mucha amargura en su alma.
No es para menos enviudar, quedar sin hijos, sin nietos y volver sola a su país, sin esperanza de tener más familia. Rut, decide ir con ella, porque Rut está viendo que su suegra se quedó sola, es una mujer mayor de cincuenta años y aunque no le faltaría un familiar que se hiciera cargo de ella, no sería lo mismo, pues comida y techo cualquiera le puede dar, pero el cariño, afecto, cuidados y el amor no se puede adquirir ni con trabajo ni con dinero.
En su separación ya para salir de Moab, Noemí despide a sus nueras y les dice vayan a casa de sus padres, vuélvanse a casar, no pueden seguir conmigo pues ya no puedo tener más hijos, soy vieja y conmigo no tendrán esperanza, no habrá continuidad de familia. Ambas nueras insisten en ir con ella pero Noemí, lo impide, sabía dentro de su corazón que ellas irían con ella por amor, pero que no habría más retribución. Pero Rut insiste en ir con ella. Noemí besa a ambas y Orfa se va llorando, pero Rut, más valiente se queda con ella y le declara: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tu fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tu murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada que solo la muerte hará separación entre nosotras dos. Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más. (Rut 1:17-18).
Me encanta este libro, me motiva y estoy orando por mis nueras para que sean mis hijas, estoy orando por mis yernos para que sean mis hijos. Enseñarles que mi Dios es su Dios y que solo la muerte nos pueda separar. Lo que Dios une como en el matrimonio no lo separa el hombre.
Muchas suegras son mal queridas, unas porque dan motivos, otras porque reciben tratos inmerecidos de sus nueras, hasta hay refranes acerca de la suegra, pero depende del trato, comportamiento, testimonio, dar y recibir afecto, no hacer daño, que si se puede ganar a la otra persona. El apóstol Pedro dice que nosotras las mujeres debemos ganar a nuestro marido sin palabras, es decir con un buen comportamiento y un buen testimonio.
Noemí pide a Rut: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? (Cap. 3:1) Rut se unió en matrimonio nuevamente, se casó con un pariente de su esposo, según la costumbre, pedida y dada, su nombre Booz del cual nació un hijo, el cual cuido Noemí, su nombre es Obed. Obed es padre de Isaí, padre de David. Mire como viene la bendición y de allí el linaje de Jesús.
Ame, respete y bendiga a su familia y a su parentesco por afinidad. Bendiciones.