Diario Devocional

Diligencia
Levantándose muy de mañana, siendo aun muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. (Marcos 1:35)

Siempre hemos observado a las personas que viven fuera de las ciudades, alejados de algunas distracciones, especialmente los que vivieron antes de las últimas tres décadas cuando aun no teníamos -al menos en nuestro país-, los avances de la tecnología moderna, una vida de paz y tranquilidad, tenían largura de días y experiencia.
Recuerdo que mi mamá nos contaba que como ella creció en una aldea (1927), todas las noches sus padres los reunían para rezar, conforme a su doctrina y les enseñaron principios y doctrina de fe, que fueron su guía para ella y sus hermanos.
Comenzando por este punto, la Biblia es el modelo por excelencia donde todo padre y madre deben ir para enseñar a sus hijos, comenzando con los principios, estatutos, preceptos, mandamientos, conducta moral y espirituales. La enseñanza de estos principios no caducan, se mantienen vigentes desde hace miles de años, no cambian por mucha modernidad que tengamos hoy.
Si enseñamos a nuestros hijos el Camino, no se apartarán fácilmente, si le ocurre lo del hijo prodigo un día este hijo volverá y reconocerá que no hay otro lugar donde vivir que no sea su casa y lo que le enseñaron sus padres estará siempre en su mente y corazón.
El Señor Jesús nos ha dado un ejemplo de diligencia, abandonando la pereza, el ocio, etc. Para dedicarse a la meditación y la oración. ¿Cuándo? Levantándose muy de mañana, siendo aun muy oscuro. Si usted no ha experimentado permanecer en la presencia de Dios temprano, se ha perdido de un buen tiempo. Pruebe y se dará cuenta que esta es una verdad.
La gente campesina se acuesta temprano y se levanta temprano, porque su cuerpo está descansado. Puede disfrutar lo fresco de la mañana, el trinar de las aves, el silencio, pues en las ciudades el ruido comienza temprano, los afanes ahogan, el reloj avanza rápido y cuando menos usted acuerda está envuelto (a) en actividades rutinarias y no tuvo tiempo para sentarse un momento a meditar en los asuntos celestiales.
Le insto a sentir la presencia del Señor. Olvide por un momento lo que queda atrás y extiéndase a lo que está delante, prosiga a la meta, como dijo el apóstol Pablo, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Oración: Gracias Señor, bendigo tu nombre, regala hoy a los que te claman una porción de tu gracia, que mediten en sus caminos y reconsideren el tiempo que es para ti. Amén.