Diario Devocional

Venceré porque tu vas conmigo

El da esfuerzo al cansado, y multiplicará las fuerzas al que no tiene ningunas (Isaías 40:29).

Moisés comisionó a doce para que fueran a ver la tierra que Jehová Dios les había prometido. Fueron 40 años que el pueblo anduvo en el desierto en la espera de llegar a la tierra prometida. Había quedado atrás Egipto, la subyugación, los que habían dudado de las promesas del eterno y venia una generación a conquistar la tierra donde habitaría el pueblo escogido de Dios.
Sin embargo, cuando Moisés comisiona la inspección de la tierra, no por dudar de que era o no cierto lo que Dios había dicho, la exploración fue porque habían habitantes allí que tenían que echar fuera. Los hombres espías entraron para reconocer la tierra a la cual pasarían los hijos de Israel y de cada tribu fue escogido uno.
En primer lugar, Moisés les dice: Observad la tierra como es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso, cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y como son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas, y como es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas. (Números 13:17-20; Dt. 24:25; 31:6,23)
El informe de los 12 espías fue variado. Diez de ellos se espantaron.
1. Nosotros llegamos a la tierra donde nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac (v.27,28) Informe de Josué y Caleb. Subamos y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.
2. Mas los varones (10) que subieron con Josué, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros a nuestro parecer, como langostas; y así les parecimos. (31:33)
Debemos entender que cuando el Señor comisiona nuestro deber es obedecer. No deben ser muchas las palabras. Usted debe creer que el Señor no le mandará a un lugar donde va a ser destruido o destruida. Dios siempre encontrara y suplirá el recurso para su sostenimiento, supervivencia, no le desamparará. Entonces porque dudar de sus promesas. Porque solo pensar en negativo. Hay que ser positivos y confiar.
Que aprende de esta enseñanza. Recuerde que combatimos no con nuestra fuerza sino con el poder del Dios Altísimo. Así que animo, levántese, quite todo desanimo y pensamientos oscuros.
Declare haga esta oración: Mi Dios en este día me levanto en tu nombre, porque tú estás conmigo, sé que no es en mi propia fuerza sino con tu poder que venceré mis batallas. Todo lo hago en el nombre de Jesus.