Pero su majestad tiene la sabiduría de un ángel de Dios que sabe distinguir entre lo bueno lo malo (2 Samuel 14:17).
Muchas personas cristianas son consideradas sabias, porque de su boca brotan palabras de bendición, de aliento, de esperanza, aun cuando se intente pronunciar lo contrario. Una persona llena del Espíritu Santo hablará conforme a lo que el Señor ha dejado escrito en su Palabra, pues no hay en su corazón pensamiento pecaminoso hacia lo que le está diciendo la otra persona. Muchas veces el enemigo pone trampas para ver si uno puede caer en alguna crítica malsana, ofender al hermano o a otra persona cayendo en pecado solamente por participar en una plática o dar una aprobación de algo.
Una mujer vino al rey David, instruida con las buenas intenciones de Joab, en relación a que el rey debía permitir que su hijo Absalón volviera a Jerusalén, pues luego de la muerte de Amnón, éste huyo a Gesur. La mujer vino haciendo una consulta y buscando ayuda porque su marido había muerto, tenía dos hijos y uno mato al otro y al que le quedaba debía morir para hacer justicia por el hijo muerto. Pero ella, en su dialogo apelaba a que su hijo fuera perdonado y volviera a su tierra y ella volverle a ver. Es especial como ella habla al rey: v.17 Pensé, además, que su palabra me traería alivio, pues Su Majestad es como un ángel de Dios, que sabe distinguir entre lo bueno y lo malo. ¡Que el Señor su Dios lo bendiga! “pero su Majestad tiene la sabiduría de un ángel de Dios” (2 Samuel 14:20).
En su sabiduría el rey, descubrió que la situación de la mujer era comparar lo que a él como rey le estaba sucediendo y que fue Joab quien planeo este asunto. Cuando ella le declara la verdad y ve la reacción del rey, ella le dice de nuevo V.20: “Pero su majestad tiene la sabiduría de un ángel de Dios y sabe todo lo que sucede en el país”. El rey llamo a Joab, y no hubo castigo por la falsa estrategia. La forma en que el rey fue escuchando, atendió la consulta y respondió a la mujer fue usada con sabiduría que si no hubiese sido así tanto la mujer como el general de su ejército habrían muerto por decisión de un rey imperioso que no acepta la mentira. Pero en este caso, el rey se dio cuenta que la intención de su general fue bien intencionada.
El rey permitió el regreso de Absalón, pero no vería su rostro. Tanto el rey como el hijo sufrían por no poderse ver de nuevo, pero era un mandato y así se cumpliría. Fue hasta pasados dos años que Absalón se rebela de nuevo y pide a Joab poder ver a su padre el rey, pues qué sentido tenía el haber vuelto sino le vería más. Le fue concedida la petición y pudo ver al rey, quien lo recibió con un beso.
El corazón limpio dice la Palabra hermosea el rostro, la paz que tanto proclamo el rey la necesitaba. Es que una persona puede ocupar un alto puesto de trabajo pero sigue siendo padre y la relación con nuestros hijos doblega cualquier sentimiento. Hagamos uso de la